Buenas fuentes de ácido fólico
La lechuga, las verduras (por ejemplo, brócoli), los tomates, las patatas, los huevos, la carne y los productos integrales son ricos en ácido fólico. Sin embargo, el ácido fólico es muy sensible. El calor, la luz y el oxígeno lo destruyen casi por completo y lo hacen inservible. Durante el embarazo, es casi imposible ingerir suficiente ácido fólico con los alimentos. Una mujer embarazada tendría que comer aprox. 20 kg de brócoli al día para cubrir la mayor necesidad de ácido fólico.
Por este motivo, los alimentos enriquecidos con ácido fólico y complementos alimenticios especiales son muy importantes para madre e hijo durante esta delicada etapa de la vida. Asimismo, el cuerpo consume el ácido fólico con suma rapidez, sobre todo si se esperan gemelos o partos múltiples, o en embarazos muy seguidos. Se aconseja vigilar siempre la ingesta de ácido fólico, no sólo durante el embarazo. Ya antes, debería tener las máximas reservas.
Para las mujeres que desean quedarse embarazadas, es importante que ingieran suficiente ácido fólico incluso antes de saber si lo están o no.
Síntomas de déficit
Un déficit de ácido fólico provoca cansancio y fatiga. En casos extremos, pueden producirse anomalías en el desarrollo del niño, como la llamada “espina bífida”, un defecto provocado por el cierre incompleto del tubo neural. Otras posibles consecuencias son el labio y paladar leporino. Por este motivo, la ingesta de ácido fólico es de especial importancia durante la fase embrionaria (el primer trimestre de embarazo).