El yodo tiene especial importancia para todo el metabolismo del cuerpo y, en particular, para las hormonas tiroideas, que regulan el equilibrio energético en el cuerpo y, por tanto, el desarrollo físico y mental. Son precisamente estas hormonas las que necesitan yodo como “combustible”. Un déficit de yodo puede provocar un agrandamiento de la glándula tiroides, incluso visible, en forma de bocio.
Dado que la formación de las hormonas tiroideas comienza a partir de la semana 12 de embarazo, es imprescindible que las embarazadas se aseguren de estar tomando suficiente yodo. Deben cubrir no sólo sus propias necesidades, sino considerar también la mayor necesidad de yodo producida por el embarazo.